Tener un padre narcisista

Padre narcisista - técnicas de manipulación.

Técnicas de manipulación.

Ser hijo de una madre o un padre narcisista es difícil, por decir lo menos. Los padres narcisistas exponen a sus hijos a un abuso emocional, mental y a veces incluso físico significativo. Utilizan juegos mentales para manipular, hacer que su hijo se sienta culpable o avergonzado por cosas que no ha hecho, y se atribuyen el mérito de los logros del niño.

Además, los padres narcisistas llevan dos máscaras: una para el mundo exterior y otra para el hogar. Ante los demás, a menudo parecen simpáticos, encantadores y sociables. Pero en casa muestran un lado completamente distinto: rencoroso, celoso, iracundo, inestable y controlador. Para un niño, este contraste es confuso, frustrante y profundamente doloroso. Ver a su padre o madre actuar de manera tan diferente en público, especialmente cuando otros se niegan a creer que esa “persona maravillosa” es en realidad un progenitor abusivo, puede ser muy angustiante.

 
 

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¿Por qué se comportan así los padres narcisistas?

Para el hijo de un padre narcisista, es extremadamente difícil entender por qué su progenitor actúa de esa manera. A diferencia de los padres típicos, los padres narcisistas no expresan amor, interés, amabilidad ni entrega. En su lugar, suelen ser manipuladores, egoístas, crueles, indiferentes, fríos e incluso despiadados. ¿Pero por qué?

En resumen: Las personas narcisistas a menudo han vivido una infancia traumática y desarrollaron mecanismos de afrontamiento para sobrevivir. Estos mecanismos están diseñados para mantenerlas lo más lejos posible del dolor emocional. 

 

Explicación:

Cuando eran niños, los narcisistas a menudo fueron víctimas de distintas formas de abuso: emocional, negligencia afectiva, abuso sexual y/o físico. Los padres abusivos suelen ser emocionalmente inaccesibles, dejando al niño con una necesidad constante de atención, seguridad, amor y afecto. Por desgracia, hablar de emociones con un padre abusivo es difícil, si no imposible. Crecer en tales condiciones obliga al niño a desarrollar mecanismos de afrontamiento para lidiar con sus propias emociones (tristeza, ira, frustración, resentimiento), necesidades (afecto, amor, atención) y deseos (sentirse valorado, aceptado, seguro y cuidado).

Uno de los mecanismos de afrontamiento más comunes a corto plazo es ignorar por completo esas emociones, necesidades y deseos. Al fingir que no existen, el niño se protege del dolor emocional. Si aparece el sufrimiento, buscará formas de suprimirlo. A menudo, el acoso o intimidación se convierte en una vía para recuperar una sensación de poder, control y atención.

Dado que sus comportamientos positivos nunca les proporcionaron el amor, afecto o atención que necesitaban, recurren a comportamientos negativos—mentiras, manipulación y amenazas—para obtener lo que no recibieron. Sus deseos no resueltos se transforman en un profundo resentimiento y envidia, lo que les impide ofrecer a los demás aquello que ellos mismos necesitaron desesperadamente.

Las personas narcisistas sufren enormemente a causa de los traumas de su infancia, y este dolor les resulta insoportable. Para afrontarlo, niegan su existencia o arremeten contra otros para aliviar su propio sufrimiento. Otro mecanismo de defensa es desconectar su empatía. Como expresar emociones en su niñez les llevó al rechazo o al castigo, aprendieron a reprimir su vulnerabilidad, por miedo a que otros se aprovechen de ella—tal como ellos hacen con los demás.

 

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¿Cómo ven los padres narcisistas a sus hijos?

Los padres narcisistas ven a sus hijos como una extensión de sí mismos. Mientras el niño no represente una amenaza y les haga sentir orgullosos, pueden tratarlo con indiferencia o incluso con aparente aprecio. Sin embargo, en el momento en que el niño se vuelve “problemático” o no cumple con sus expectativas, pasa a ser un obstáculo—un problema que el padre narcisista no quiere enfrentar. Lamentablemente, los padres narcisistas no ven a sus hijos como individuos con sus propias necesidades, deseos y potencial de crecimiento personal. En cambio, esperan que sus hijos sirvan a sus intereses y refuercen su imagen. Sin embargo, existe una distinción clave en cómo tratan a sus hijos:

 

Niño Dorado vs. Chivo Expiatorio

Niño Dorado: A veces, los padres narcisistas designan a uno de sus hijos como el “niño dorado”. Este niño es visto como perfecto, el mejor en todo, e incapaz de equivocarse. El padre narcisista impone esta creencia al niño, lo que conlleva su propio conjunto de consecuencias a largo plazo. El niño dorado es visto como una extensión del padre narcisista: como el narcisista se percibe a sí mismo como impecable, su hijo “dorado” también debe ser perfecto.

Chivo Expiatorio: En contraste, el chivo expiatorio es culpado de todo lo que va mal en la familia. Es constantemente criticado, nunca es lo suficientemente bueno y siempre tiene la culpa, incluso cuando no ha hecho nada malo. El chivo expiatorio representa todas las imperfecciones que el narcisista se niega a reconocer en sí mismo. Como el narcisista se considera perfecto, cualquier fallo o defecto debe ser proyectado en otro. Esta dinámica es especialmente común en familias con varios hijos. A veces, el narcisista asigna un nuevo niño dorado o chivo expiatorio con el tiempo; en otros casos, estos roles permanecen fijos.

 

Dos caras: una para el mundo, otra para casa

Como se mencionó antes, los padres narcisistas se comportan de forma muy distinta en público que en casa. ¿Pero por qué?

A pesar de parecer arrogantes y excesivamente seguros de sí mismos, los narcisistas son profundamente inseguros y tienen una necesidad constante de admiración y atención.

En público, se presentan como sociables, encantadores, divertidos y amistosos—porque ser agradables les garantiza recibir validación y halagos. Las personas simpáticas y carismáticas atraen más atención, lo cual les facilita presumir de sus propios logros o de los logros del niño dorado. Esta validación es exactamente lo que buscan. Si alguien no los admira o alaba lo suficiente, guardarán rencor.

En casa, sin embargo, muestran su verdadero rostro. Allí es donde abusan emocional, mental e incluso físicamente de sus hijos. Lo hacen porque les hace sentir poderosos, superiores y en control. Esta constante reafirmación alimenta su ego. Si su hijo les hace sentirse bien consigo mismos, puede que no sean abiertamente abusivos. Pero en cuanto el hijo amenaza su ego—destacándose, teniendo éxito de forma independiente, o desobedeciendo sus expectativas—lo castigarán.

Esta imprevisibilidad hace que la vida con un padre narcisista sea extremadamente difícil para un niño. El niño nunca sabe qué comportamiento puede provocar la ira de su progenitor, lo que genera un estado constante de ansiedad—vivir “pisando huevos”. La tensión en casa es palpable, y todo puede cambiar en un instante.

Los padres narcisistas usan distintas formas de castigo, entre ellas:
  • Ignorar completamente a su hijo
  • Amenazarlo
  • Hacerlo sentir culpable (por ejemplo: “Como no tocas bien el piano, mamá queda en ridículo”)
  • Ejercer un control parental excesivo

 

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¿Cómo abusan y castigan los padres narcisistas a sus hijos?

Los padres narcisistas usan diversos métodos para manipular, controlar y castigar a sus hijos. Aquí están algunas de las formas más comunes:

  • Chantaje emocional: Una madre o un padre narcisista siempre debe conseguir lo que quiere. Para lograrlo, recurre al chantaje emocional, haciendo que su hijo se sienta culpable, responsable o asustado. Algunos ejemplos:
    • “Si le cuentas esto a tu padre, nos vamos a divorciar—y será tu culpa.” → Quieren que guardes silencio para siempre.
    • “Por quedarme embarazada de ti, ya no puedo hacer cosas divertidas.” → Quieren que te sientas culpable y les obedezcas para compensarlo.
    • “Si llegas a ser el mejor de tu clase, te voy a querer como nunca antes.” → Quieren que trabajes sin parar para ganarte su amor.
    • “Si sigues comportándote así, me vas a dar dolor de cabeza.” → Quieren silencio y obediencia.
    • “Después de todo lo que he hecho por ti, ¿así me lo pagas?” → Te hacen sentir en deuda para que cumplas sus deseos.
    • “Si no haces esto por mí, jamás te lo voy a perdonar.” → Usan amenazas de rechazo o abandono para controlarte.

  • Control parental excesivo: Al controlar cada aspecto de la vida de su hijo—lo que dice, hace o incluso piensa—los padres narcisistas mantienen a sus hijos dependientes de ellos. Esto puede manifestarse de muchas formas:
    • Imponer amistades: Deciden con quién puedes y no puedes relacionarte.
    • Elegir tu carrera profesional: Te presionan para que sigas una profesión que beneficie su imagen, no tus propios deseos.
    • Controlar tu apariencia: Critican tu ropa, peso o peinado para que encajes con su ideal.
    • Vigilar tu comunicación: Leen tus mensajes, correos o diario para invadir tu privacidad y afirmar su control.
    Este tipo de control puede causar graves problemas de autoestima, dificultades con la autonomía y una indecisión crónica en la vida adulta—por ejemplo, dudar constantemente incluso en decisiones simples, como qué pedir en un restaurante.
  • Reclamando tus logros: Si logras algo importante, tienes éxito o recibes admiración, tu padre o madre narcisista probablemente se atribuirá el mérito. Podrían decir cosas como:
    • “No estarías donde estás hoy sin mí.”
    • “Sacrifiqué tanto por ti. Me lo debes.”
    • “Claro que eres talentoso—¡lo llevas en la sangre!”
    Al mismo tiempo, te exigirán un rendimiento excepcional, aumentando la presión y el estrés. Si fracasas o tienes dificultades, podrían decir:
    • “Sabía que no eras lo suficientemente bueno.”
    • “Me avergonzaste delante de todos.”

  • Negación del reconocimiento emocional: Los padres narcisistas no reconocen las emociones, necesidades o deseos de sus hijos. Pueden:
    • 1. Ignorarte cuando expresas sentimientos o necesidades. Ejemplo: Dices que te sientes ansioso, y ellos ponen los ojos en blanco y dicen: “Deja de hacerte la víctima.”
    • 2. Redirigir la conversación hacia ellos mismos. Ejemplo: Hablas de tu mal día en la escuela, y responden: “¿Eso es malo? ¡Escucha cómo fue mi día!”
    • 3. Aprovecharse de tus necesidades o deseos para su propio beneficio. Ejemplo: Pides ayuda con un trabajo escolar, y te dicen: “Te ayudo, pero solo si limpias toda la casa primero.”
    • 4. Hacerte sentir culpable por buscar apoyo. Ejemplo: Expresas frustración y te dicen: “Después de todo lo que he hecho por ti, ¿así me pagas?”

     

    Otras formas de abuso

    Conductas abusivas de un padre o madre narcisista.

    1. Mentirle al hijo y ser poco confiable. Ejemplo: Prometen recogerte después de la escuela, pero lo “olvidan” y te culpan por no recordárselo.
    2. Negar las necesidades del niño (físicas o emocionales). Ejemplo: Ignorar señales de malestar o negarse a llevarte al médico cuando estás enfermo.
    3. Ignorar o despreciar la presencia del niño. Ejemplo: Pasan junto a ti sin reconocerte, y solo te hablan cuando necesitan algo.
    4. Violar tus límites personales. Ejemplo: Leer tu diario, revisar tus pertenencias o insistir en que no tienes derecho a la privacidad.
    5. Manipular y castigar por placer. Ejemplo: Crear conflictos deliberadamente para verte sufrir y luego disfrutar del control que ejercen sobre tus emociones.
    6. Ser incoherentes—decir una cosa hoy y lo contrario mañana. Ejemplo: Un día te permiten salir, y al siguiente te castigan por hacer lo mismo.
    7. Usar información personal en tu contra. Ejemplo: Les confías un miedo, y luego se burlan de ti frente a los demás.
    8. Insultar al hijo. Ejemplo: “Nunca llegarás a nada” o “Nadie te va a querer jamás.”
    9. Hacer que el niño se sienta loco (gaslighting). Ejemplo: Negar cosas que dijeron o hicieron, haciéndote dudar de tu memoria y de la realidad.
    10. Instilar culpa por desobedecer. Ejemplo: “Si de verdad me quisieras, harías esto por mí.”
    Además, los padres narcisistas frecuentemente emplean juegos mentales para alcanzar sus objetivos. Para aprender más sobre estas tácticas psicológicas, consulta nuestra guía sobre cómo tratar con un narcisista. cómo tratar con un narcisista.

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    ¿Qué problemas enfrentan los hijos de narcisistas en la adultez?

    Crecer con un padre narcisista suele provocar problemas psicológicos duraderos. Estas dificultades afectan las relaciones, la autoestima, la toma de decisiones y el bienestar mental. A continuación, algunas de las más comunes:

    • 1. Trauma infantil o TEPT complejo. Los padres narcisistas crean un ambiente inestable e inseguro. La imprevisibilidad—un día te elogian, al siguiente te destruyen emocionalmente—genera estrés crónico y ansiedad. Ejemplo: Un niño que crece “pisando huevos”, temiendo que cualquier error desate la furia de su padre. Ya adulto, puede sobresaltarse con voces fuertes, tensarse en situaciones sociales o sufrir ataques de pánico ante críticas.

    • 2. Autoimagen negativa. Los padres narcisistas hacen que sus hijos crean que nunca son lo suficientemente buenos. Frases típicas:

      • “¡Eres un ingrato! Sin mí no lograrías nada.”
      • “No seas tan sensible. Siempre exageras.”
      Ejemplo: Un adulto que fue constantemente humillado puede sentirse incompetente en el trabajo, aunque reciba elogios. Minimiza sus logros o siente que no merece el éxito, lo que puede derivar en síndrome del impostor.
    • 3. Codependencia. Al crecer buscando la aprobación de sus padres, estos hijos aprenden a anteponer las necesidades de los demás. El amor se les enseñó como algo condicional, que debe ganarse. Ejemplo: En la adultez pueden:

      • Permanecer en relaciones tóxicas, justificando el maltrato.
      • Sentirse culpables al poner límites, por miedo al rechazo.
      • Tener dificultades para tomar decisiones sin la aprobación de otros.
    • 4. Vergüenza intensa. Los hijos de narcisistas a menudo sienten vergüenza por no cumplir expectativas imposibles. Si fueron criticados por su aspecto, inteligencia o personalidad, pueden crecer sintiéndose profundamente defectuosos. Ejemplo: Una mujer cuya madre criticaba constantemente su peso puede desarrollar dismorfia corporal, sintiéndose fea sin importar cuánto adelgace.

    • 5. Identidad poco desarrollada. Los padres narcisistas moldean la identidad de sus hijos para satisfacer sus propias necesidades. El hijo no puede explorar sus verdaderos intereses, emociones o metas. Ejemplo: Un hombre obligado a estudiar derecho para complacer a su padre puede darse cuenta a los 35 años de que nunca quiso ser abogado. Puede tener dificultades para descubrir qué le gusta realmente.

    • 6. Problemas de confianza y miedo al abandono. Como los padres narcisistas son manipuladores e impredecibles, sus hijos aprenden a esperar traición. Ejemplo: Un adulto criado por un narcisista puede:

      • Suponer que amigos o parejas lo lastimarán, saboteando relaciones.
      • Tener dificultades para abrirse emocionalmente.
      • Estar en constante alerta, buscando señales de rechazo.

    • 7. Ansiedad y perfeccionismo. Dado que los padres narcisistas suelen exigir perfección, sus hijos desarrollan una fuerte ansiedad por el rendimiento. Ejemplo: Una mujer cuya madre solo la elogiaba cuando sacaba sobresalientes puede desarrollar un perfeccionismo paralizante, que la lleva a procrastinar o a sufrir agotamiento profesional.

    • 8. Patrones de relación poco saludables. Muchos hijos de narcisistas terminan en relaciones que reflejan su infancia. Buscan inconscientemente parejas emocionalmente inaccesibles, controladoras o abusivas, porque les resulta familiar. Ejemplo: Un hombre criado por una madre crítica y distante puede repetir relaciones con mujeres frías emocionalmente que lo hacen sentir indigno de amor, tal como lo hacía su madre.

    • 9. Riesgo de volverse narcisista. Algunos hijos, especialmente el “niño dorado”, crecen imitando el comportamiento de su progenitor narcisista. Si fueron elogiados por ser “mejores que los demás”, pueden desarrollar tendencias narcisistas. Ejemplo: Una mujer criada como “la princesita perfecta de mamá” puede tener dificultades para sentir empatía, esperar un trato especial o reaccionar con hostilidad ante las críticas.

    • 10. Aceptar que su progenitor nunca los amó de verdad. Quizás esta sea la realización más dura: entender que el “amor” del progenitor era condicional y centrado en sí mismo. Ejemplo: Un adulto puede pasar años intentando ganarse la aprobación de su padre o madre —comprándole regalos, siendo complaciente— para finalmente aceptar que sus esfuerzos nunca serán suficientes.

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      ¿Cómo funciona la recuperación personal?

      Sanar después del abuso narcisista suele implicar cinco etapas. Muchas personas se mueven de forma no lineal entre estas fases hasta lograr una recuperación real.

      1. Aceptación – Comprender que tu progenitor nunca cambiará
      Es el paso más doloroso, pero también el más liberador. Aceptar que tu padre o madre narcisista no puede amarte de forma incondicional te permite dejar de buscar su aprobación. Ejemplo: En lugar de intentar una y otra vez explicarle tus sentimientos a tu madre esperando que por fin te entienda, aceptas que carece de empatía y nunca te validará. Cómo ayuda: Te libera de la falsa esperanza y te permite enfocar tu energía en tu propia sanación.

      2. Superar la negación – Dejar de justificar su comportamiento
      Muchos hijos de narcisistas racionalizan la conducta de sus padres:

      • “Tuvo una infancia difícil.”
      • “Solo actúa así cuando está estresado.”
      Ejemplo: Una mujer que siempre defendía la crueldad de su padre finalmente se da cuenta: “Su trauma pasado no justifica mi sufrimiento.” Cómo ayuda: Al reconocer que su comportamiento —justificable o no— te ha dañado psicológicamente, se vuelve más fácil admitir tus propias emociones, lo que promueve la sanación.

      3. Soltar la esperanza – Dejar ir la fantasía
      Muchos adultos siguen aferrados a la esperanza de que su padre o madre cambiará. Pero esperar que un narcisista se vuelva amoroso es como esperar que un reloj roto marque la hora correcta. Ejemplo: En lugar de pensar “Quizás si logro más cosas, por fin estará orgullosa de mí”, una persona en recuperación se dice: “Ningún logro será suficiente nunca.” Cómo ayuda: Evita nuevas decepciones y te permite redirigir tu energía hacia tu propio bienestar.

      4. Procesar la ira – Permitirte sentir
      La ira es una respuesta natural al abuso emocional, pero muchos hijos de narcisistas la reprimen porque aprendieron que estar enojado = ser irrespetuoso. Ejemplo: En vez de reprimir el resentimiento, un hombre en terapia expresa su ira de forma saludable, por ejemplo, escribiendo una carta (sin enviar) a su progenitor narcisista. Cómo ayuda: Sentir ira es necesario para sanar. Valida tu experiencia y te ayuda a recuperar tu autoestima.

      5. Superar la depresión y reconstruir la autoestima
      Una vez que procesas el duelo, aparece una nueva sensación de libertad. Dejas de vivir con miedo a su juicio y empiezas a priorizarte. Ejemplo: En lugar de angustiarse por si su padre aprueba sus decisiones, una mujer decide: “Ahora vivo para mí.” Cómo ayuda: Comienzas a redescubrir quién eres realmente —tus intereses, deseos y valores— sin su influencia. Lee: cómo afrontar la depresión para saber cómo manejar tú mismo esos sentimientos.